Haro y el PP hipotecan Chiva para los restos, con una deuda real en torno a 9 millones de euros (diga lo que diga la ingeniería financiera que practican) la deuda del ayuntamiento se mueve en torno a esas cifras.
Con una plantilla de personal sobredimensionada en todos sus aspectos, cuyo único fin claro ha sido el de practicar el clientelismo que a él le resultaba conveniente, creando plazas no en función de la necesidad laboral sino en función de sus intereses; así nos encontramos funcionarios que han sido candidatos de otros partidos que iban a ser oposición (ji, ji), esposas de candidatos de su partido, nueras y sobrinos de concejales (peaje impuesto por alguno para ser candidato), militantes y defensores de la derechona más rancia y recalcitrante, parientes de miembros del PP que podían facilitar a Haro algún “ascenso político”, y miembros del PP de “toda la vida” su principal merito y valía, etc. etc. etc.
Demandas y juicios aplazados y dilatados en el tiempo, a base de recursos, apelaciones y suplicas (con abogados carísimos pagados por todos los vecinos) con la finalidad única de que pase el tiempo y de que cuando las sentencias sean firmes él no este ya al frente del ayuntamiento para hacer frente a las indemnizaciones y a la responsabilidad política, eso lo deja para los demás.
Y la penúltima (penúltima porque con él jamás habrá una última) las basuras, lo cual obedece a la pretensión de prepararse el terreno de aterrizaje, aterrizaje donde sea después de los servicios prestados, a estas alturas la alcaldía está claro que con estos acuerdos y comportamientos la está dando por amortizada; para ello no le preocupa condenar a la zona industrial consolidada a una devaluación de sus instalaciones (gracias al regalito de la basura), no le importa que eso pueda suponer la no instalación de nuevas empresas, no le importa la salud de los trabajadores en esa zona ni el prejuicio a los establecimientos existentes, lo único que le preocupa es su futuro y si para ello tiene que hacer lo que sea no le preocupa, se mira en el ejemplo de Nerón.